Innovar se ha convertido en una necesidad prácticamente diaria en nuestras vidas, pues buscamos novedades en todo, desde las cosas más simples, como elegir un restaurante, ver una serie o escoger un destino para viajar. En resumen, ¡buscamos nuevas experiencias!
En el mundo corporativo, esa necesidad es la misma, ya que los clientes también buscan opciones para ofrecer nuevos productos y servicios a su público. Sin embargo, dentro de las empresas, innovar no es tan simple como en nuestra vida personal. En el día a día, si queremos ir a un nuevo restaurante, buscamos opciones, elegimos y listo. Dentro de una corporación, existen procesos, políticas y estructuras jerárquicas que, en la mayoría de los casos, dejan a cada persona encasillada, destinada a ejecutar una actividad predefinida y nada más. Así, se vuelve más difícil hacer algo diferente.
Para ser un innovador corporativo, es decir, un emprendedor corporativo, la primera pregunta que hay que responder es: ¿por qué? ¿Por qué quiero ser un innovador corporativo? ¿Qué me motiva a querer hacer cosas diferentes? ¿Cuáles son las herramientas y habilidades que poseo para contribuir a mejorar mi área, mis procesos y mis actividades?
La segunda pregunta sería: ¿cuál es el ambiente en el que me encuentro? ¿Existe espacio y flexibilidad en mi entorno para hacer algo distinto? Y si no es así, ¿cuáles son las alternativas para encontrar ese espacio? ¿Cómo crear algo diferente? Con claridad en estos dos puntos iniciales, comienza la jornada del innovador corporativo.